sábado, 30 de mayo de 2009

CANTOS INMORTALES IV / Blanca Varela


Ese puerto sí existe [*]

Escribe PATRICIA DE SOUZA [1]


Hay trozos de poemas que siempre nos acompañan. Yo sé que tengo mis fragmentos, mis compañías, una de ellas es la poesía de Blanca Varela (Lima, 1926-2009). El impacto que me produjo la primera vez que leí Canto Villano (1978) fue rotundo, la certeza de que ya no estaba sola en mi silencioso país.


Ella era todo un mito cuando un día alguien me llevó a conocerla, era una tarde mundana, llena de escritores y escritoras. Descubrí a una mujer observadora, intensa, muy consciente de lo que hacía: escribir de forma directa, desencarnada, sin concesiones. El puerto de Varela ha sido siempre de una total desnudez, recorrido por un viento violento, limpio.

Y no creo que hubiese podido ser de otra manera. Blanca Varela pertenecía a la generación de Sebastián Salazar Bondy, Emilio A. Westphalen y Jorge E. Eielson, todos ellos dueños de una obra importante, rica, ella, la única mujer de la tribu, muy consciente de que era respetada y leída, pero de que se lo había ganado con esfuerzos.



Blanca Varela y sus hijos Lorenzo y Vicente


No sólo la lucha por el poema, ese poema como una gran batalla que la arrojaba a la arena, sino el hecho de imponerse en medio de un medio muy masculino. Su astucia era ignorar y tomarse por el centro aunque, cierto, contó muy pronto con el apoyo de Octavio Paz y de los demás poetas de su generación, sin dejar de estar convencida de que la poesía, por más revolucionaria y aguerrida que fuese, no la hacía menos vulnerable.

De ahí su fuerza, pero también su tortura: el lenguaje. Recuerdo una tarde paseando por el malecón de Barranco, Blanca me jalaba del brazo y me decía: yo no sé por qué siempre dicen que mi poesía es finalista, tremendista, es realista. Siempre la vi sola por lo que podía conversar con ella en medio de cierto silencio, en esa casa frente al mar que ahora ya no existe y que fue la casa que compartió con Fernando de Syszlo, el pintor.




En sus textos Blanca ha tocado temas fundamentales, sin retórica, sin velo confesional, una de las razones por las cuales marcó un paso importante en la poesía latinoamericana acercándola a Paz, que trató de marcar su propio territorio. Justamente ese puerto que conocía Blanca y que un día ella le dice como primer título a Paz.


Ella: el libro se llama, Puerto Supe, que es un puerto en el norte del Perú, y él le contesta: pero, ese puerto no existe. Encontró el título de su primer libro, pero no el descanso, había que limpiar el terreno de rosas "que infestaban la poesía", minarlo un poco para caminar libremente. Por ejemplo, con Casa de cuervos, su poema más baudelaireano, o Currículum Vitae, una mirada alejada de la identidad, porque Blanca siempre se desconocía, creo que también desconocía su talento porque hablaba de sus "cositas" cuando se refería a sus poemas que me servían de compás, de canto villano y que usaba como intertexto: una jaula con barrotes de silencio. O: un magro trozo de celeste cerdo / aquí en mi plato, fragmentos que se unen a imágenes concretas de ella, como le hubiese gustado que dijeran: No hay nada más concreto que la poesía. Nombrar, dividir, viviseccionar la realidad con la vocación de una sacerdotisa, con vocación de rito, ésa era su fuerza.




Estoy segura que Blanca hubiese querido que dijera que le apasionaba la vida, que sus años en París, cuando conoció a Sartre y a Simone de Beauvoir, fueron importantísimos, ricos en encuentros, en escritura y en pasiones. Si Blanca no quería extendernos una rosa es porque siempre supo que escribir no es fácil, está lleno de rosas con espinas. Pero un día hallamos un puerto y le ponemos Nombre.



[!] Patricia de Souza (Lima, 1964) es autora, entre otros libros, de El último cuerpo de Úrsula y Elektra en la ciudad.


[*] Tomado del Suplemento BABELIA de el diario EL PAÍS de Madrid.


miércoles, 27 de mayo de 2009

CANTOS INMORTALES / i.m. VÍCTOR JARA



LA VENGANZA DE SU VOZ

En Santiago de Chile, al fin, es procesado uno de los autores materiales del asesinato del cantautor Víctor Jara. José Paredes fue uno de los dos soldados que en septiembre de 1973 ejecutó a Jara pero no podrá matarlo.
Escribe MANUEL DÉLANO [*]

Después de casi 36 años de silencio, José Paredes, uno de los soldados que ejecutó en septiembre de 1973 al cantautor y director teatral Víctor Jara, prisionero de los militares golpistas, confesó su participación y fue sometido a proceso y detenido como presunto autor del homicidio por orden del juez Juan Fuentes, quien investiga el caso. Paredes, que entonces con 18 años cumplía el servicio militar, integró el pelotón que acribilló con 44 disparos al autor de El cigarrito y Manifiesto, dos de las canciones de Jara que se han transformado en universales e interpretan artistas de la talla de Serrat, Sabina y Silvio Rodríguez, entre otros.

El soldado José Paredes, su asesino

Paredes estaba detenido junto con otro ex conscripto desde el viernes y había confesado su participación a la policía. Al ir a declarar el lunes ante el magistrado quiso retractarse, pero este resolvió procesarlo. Sus declaraciones comenzaron a desenredar una investigación que el juez Fuentes quiso cerrar con un solo procesado, el coronel Mario Manríquez, director del campo de prisioneros improvisado por los militares en el Estadio Chile, y fue reabierta por presión de los querellantes, quienes hicieron un llamado público a que se entregaran más antecedentes y pidieron 90 nuevas diligencias.

La clave para acercase a los autores directos la tenían los ex conscriptos que hacían la mili y fueron enviados a custodiar a los más de 5.000 partidarios del derrocado gobierno del presidente Salvador Allende detenidos en las graderías del Estadio Chile, un recinto cercano al palacio de La Moneda.
Paredes cumplía el servicio militar en el regimiento Tejas Verdes, cuyo jefe era Manuel Contreras, quien después fue el jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), el principal aparato represor de la dictadura de Augusto Pinochet.

El regimiento envió dos secciones desde el puerto de San Antonio a custodiar a los prisioneros, que en Santiago los militares dejaron primero en el Estadio Chile y después, cuando ya no cabían en ese recinto techado, en el Estadio Nacional, el mayor campo de fútbol del país. Jara fue detenido al día siguiente del golpe militar junto con otros 600 estudiantes y académicos de la Universidad Técnica del Estado que quisieron resistir desarmados el golpe militar.


Recibió un tratamiento brutal en el estadio. Militante comunista, era uno de los símbolos culturales de la experiencia socialista de Allende. Los soldados rompieron a culatazos sus manos, lo golpearon y dejaron sin alimentos ni agua. Otros prisioneros lo ayudaron, pero su suerte ya estaba decidida.
Un subteniente jugó a la ruleta rusa con un revólver en la sien del cantautor y le dio el primer disparo mortal en los subterráneos del estadio. Después ordenó a Paredes y otros conscriptos disparar al cuerpo, que convulsionaba agónico, para rematarlo, según su relato, narrado por el Centro de Investigación Periodística. Detrás presenciaba la escena el oficial Nelson Haase, a cargo de los interrogatorios en ese recinto y que después se incorporó a la DINA.



Catorce prisioneros corrieron la misma suerte de Jara ese día. El cuerpo del cantautor fue arrojado después en la calle y su viuda, Joan Jara, lo pudo rescatar de la morgue entre cientos de víctimas, gracias a la valentía de un funcionario del servicio de identificación que lo reconoció y fue a avisarle a su domicilio.

El nombre de Haase surgió por primera vez en relación con el caso de Jara. En la DINA tuvo labores operativas y hoy, con 62 años, es propietario de una empresa de muebles y decoraciones. En declaraciones al diario La Nación negó haber estado en el Estadio Chile y dijo que en la fecha del crimen se encontraba en el sur del país.
El oficial Edwin Dimter "El principe" lo torturó.

El juez ordenó a la policía determinar la participación de Haase y pidió nuevas diligencias. La justicia busca identificar a un oficial conocido como El Príncipe, a quien los prisioneros describieron como rubio, alto y de voz enérgica, y que fue quien más se ensañó con Jara.

Joan Jara, la viuda del cantautor, sostuvo que "la justicia se acerca a la verdad" y recordó que su querella original fue contra Pinochet. "Acá hay otros culpables. Son la gente que mandó disparar y torturar".
Para el abogado querellante Nelson Caucoto, donde "hubo acción de un conscripto hay la orden de un oficial y deben ser tratados con el máximo rigor de la ley, porque los soldados sólo fueron la carne de cañón".

Albañil, jardinero y camarero de un restaurante en San Sebastián, un balneario a cien kilómetros de la capital, Paredes alegó que "yo sólo era un pelao nomás" cuando era trasladado a la cárcel de alta seguridad y pidió "buscar los altos mandos".

[*] Tomado de El País. España. Mirecoles 27 de mayo 2009.

martes, 19 de mayo de 2009

PRIMICIA / LA PANDILLA SALVAJE II





Martes 5 de mayo del 2009. Día histórico para el Movimiento Hora Zero. Los poetas acaban de dejar en la imprenta "LOS BROCHES MAYORES DEL SONIDO", la gran antología de grupo preparada por Tulio Mora. Estaban contentos. Pero siempre, cuidadosos, se protegen contra el virus de la Gripe Poética y las bacterias del fotógrafo.



Tapa del libro que será publicado en junio del 2009








lunes, 18 de mayo de 2009

MARIO BENEDETTI / in memoria









ALGÚN DÍA

Todos nos morimos de vez en cuando
todos resucitamos por las dudas
y todo eso lo hacemos sin ayuda
con el futuro que está ahí esperando

Se presenta el azar de contrabando
con palabras vestidas o desnudas
que en pugnas que se tornan peliagudas
cambian de perspectiva y de bando

Si / todos nos morimos algún día
pocas veces venimos de regreso
depende de cómo uno se comporte
Amor es una buena garantía
así que es útil recurrir al beso
y pedirle a la muerte el pasaporte.








sábado, 16 de mayo de 2009

LECCIONES DE PERIODISMO 17/ Director de EL MUNDO


Por encima de todo, un periodista
debe ser buena persona

Conferencia de Pedro J. Ramírez , director del diario EL MUNDO de España a futuros periodistas en la Universidad de Navarra.

"Lo importante en el futuro de la profesión periodística es que ésta sea ejercida por profesionales". Lección ante un aula repleta. "Un bloguero no es un periodista por contar cosas. Sin organizaciones profesionales, no puede haber profesión".
Regreso a los orígenes en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra en su 50 aniversario para hablar del futuro. El profesor: Pedro J. Ramírez. El tema: la crisis de los medios.
No quedó un hueco. Cientos de estudiantes, antiguos compañeros y profesores llenaron el aula. Y caras conocidas, como la de Agatha Ruiz de la Prada, en primera fila. El director de EL MUNDO dedicó los primeros minutos de su ponencia a la Universidad donde se formó hace 30 años: "Ésta es mi alma máter, aquí está mi Rosebud particular, y, pese a lo que digan, no soy Ciudadano Kane".


Ayer regresó como profesor para transmitir cómo ve los cambios que están afectando al mundo de la información: "Las redacciones de los periódicos ya nunca serán tal y como las hemos conocido, pero serán". El mensaje llegaba cargado de optimismo frente a quienes auguran la desaparición. "Ahora hay que asociar el concepto de periódico más a la marca que al soporte".
El futuro que vislumbra Pedro J. Ramírez se aleja de un periodismo basado en "Wikipedias" y se acerca a la integración de las redacciones. Una marca con múltiples plataformas, con videoblogs, chats, noticias impresas o digitales. "La tecnología pone al servicio de los periódicos las herramientas para que un mismo especialista en un tema transmita el mensaje por múltiples canales".


Él mismo recordó que, además de su carta dominical, escribe y graba un videoblog en elmundo.es. "Y si me paso, lo borro". También alertó de que Internet puede suponer el final del periodismo de investigación. "Si desapareciesen los periódicos y los contenidos periodísticos fueran distribuidos según el criterio de Google, no volverían a destaparse el Watergate o los GAL".


Pero el futuro de los periódicos "que es el del Periodismo", sea cual sea el soporte, plantea otros interrogantes. En el caso de elmundo.es: "¿Cómo resolver el problema de que 21 millones de lectores sean rentables para no tener que recortar la plantilla?". El director de EL MUNDO insiste en que crucial el buen ejercicio de la profesión: "Lo importante es hacer buen periodismo". Incluso le dio un consejo a sus futuros colegas: "Por encima de todo, un periodista debe ser buena persona y estar dispuesto a que la realidad le estropee el titular. Hay que saber jugar limpio".

martes, 12 de mayo de 2009

CONTRA LOS FETOS DE PIOJOS

LLAMADO A ALGUNOS DOCTORES [*]

Escribe Odi Gonzales


La prolongada agonía y deceso de mi madre quechuahablante difirió hasta hoy mi sentir sobre el abuso contra la congresista quechuahablante Hilaria Supa.

De los quehaceres y oficios en el Perú actual –con honrosas excepciones- el del abogado y del periodista se enciman, como los más envilecidos. Usaq sullun/feto de piojo se le llama en Runa Simi al mediocre fementido con delirios de grandeza y superioridad. Y un sujeto así, con la autoridad –a sí mismo atribuida- de un docto, encaramado en la dirección de un periódico ha insultado en la persona de doña Hilaria a quienes en el Perú hablamos la lengua materna y, por las consabidas interferencias idiomáticas -propias de cualquier bilingüismo- nos expresamos o escribimos con dificultad o errores morfosintácticos.

El erudito akakutirpa/rumiador de sus propias heces ideó en su página la ocurrencia de que el conocimiento, la cultura, provienen únicamente de la instancia de los letrados. Y más aún. Refiere que en el Perú quien habla o escribe en español es el que ‘sabe’. Por tanto, los saberes de la cultura oral -que no están en los libros- no son conocimientos. Bajo este raciocinio de Cantinflas, un PhD o un periodista abyecto, sólo por ser parte de una cultura dominante, sería holgadamente superior, por ejemplo, a una tejedora de Chinchero que en el intrincado diseño de una faja logra configurar los saberes de toda una cosmovisión transmitida mediante códigos más arcanos, y en el decurso de generaciones.

En el Perú, el conflicto escritura/oralidad, proclive al limbo cultura/barbarie es una reyerta de añejos forajidos. Persiste desde la tarde en Cajamarca, cuando un fraile letrado alcanzó al emperador Inka el objeto libro [Biblia] haciéndole saber, a través del intérprete, que allí estaba la palabra de Dios. El monarca -arquetipo del código oral- fastidiado de que ninguna dicción divina emergiera de la grafía, terminó arrojando la Biblia, por lo que sería escarnecido como blasfemo y alma negra.

Me pregunto si este ganapán del periodismo peruano le reprocharía errores de ortografía al tayta Guaman Poma si leyera un párrafo de ese prodigio Nueva Coronica y Buen Gobierno cuya configuración discursiva –grafía castellana, sintaxis quechua- devela las dificultades expresivas de un bilingüe andino: “Desto los jueses no lo rremedia; por ser cohechados como los saserdotes y padres, se llaman dotores y lisenciados, bachelleres, maystros, no teniendo título ni derecho y no sauer letra. Esto es dezir que ay mundo al rreués, pero la justicia deue ajustar y castigar”


Ya Arguedas, incitado por la irrupción de los legendarios líderes campesinos Saturnino Huillca y Emiliano Huamantica que –en los sesentas- propalaron la congénita oralidad en sus discursos, advirtió en Llamado a algunos doctores: “Dicen que no tenemos saberes, que somos el atraso, que nos van a descabezar”.


[*] N. de E. Este texto ha sido presentado al Diario La República. Espero que se publique pronto por su alto contenido de desahuevina.

lunes, 11 de mayo de 2009

MALABARES EN TACO AGUJA / Josefina Barrón


BARRÓN Y CUÁNTA YEGUA [*]

Escribe Eloy Jáuregui

Josefina Barrón, tengo que decirlo ya y por última vez, y repetirlo rotundamente, no es Simone de Beauvoir, tampoco es Flora Tristán, y mucho menos Chabuca Granda. Por su género, advierto, ¡Vaya que, no es mujer sino, un mujerón! No es una dama más bien, una lady, pero una lady de letras, de intelectos, ¡ah! y sin la teta asustada. Que la leo hace tiempo, no duden por favor, la leo. Y que la conozco mucho más, también. Porque su aroma a femme lúcida --¿Existen?-- me atacó en una cena donde estaban todas las mujeres inteligente del país menos –y gracias a Dios--, Keiko fujimori. Que es obesa, pero le pesa más el cerebro.


Digo como otros que me envidian, que Josefina está para ser nuestra mamá, nuestra amante, nuestra escritora de cama más que de cabecera. Josefina Barrón es algo parecido a un ser divino adivinado en un diván, es escritora. De esas escribientes que se ponen regias por la noche –en el día van a Wong--, perfumes detrás de la oreja de Van Gohg o de Van Wong, y agarran lap top, apagan su black berry, abren su vino recomendado por la Cristina Valerino, miran la pantalla, apuntan a nuestras corazones con sus dedos erectos y…nos sacan la mierda. Cierto, escribiendo.

Hace unos días, escribía en mi columna de La República que es dramático en mujeres ser políticas e inteligente. Eso. Inteligencia versus animal político. En el caso de las damas hice un listado de aquellas con las que pudieran ser compatibles para conversar y para aullar. El orgasmo conversado, que así le dicen y ya saben dónde. A saber, repito aquel rol: Beatriz Merino, María Rostworoski, Beatriz Boza, Denisse Arregui, Cecilia Blondet, Claudia Llosa, Coca Yáñez, Sonia Goldenberg, Natalia Iguíñez, Sofía Macher, Rosa María Palacios, María Teresa Quiroz, Mabela Martínez, Marisa Giulfo, Matilde Kaplinski, Sandra Bernasconi, Carmen María Pinilla y, remataba este menú, con Josefina Barrón ¿Sigo? No. [Las que no están en la lista, al final hablamos].
Y existen otras tantas peruanas de magín y talento. ¿Usted las computaría junto a las parlamentarias Karina Beteta o Luisa María Cuculiza? Imposible. Esas tienen brillantez, estas, las últimas, full acacamiento, termino acuñado por nuestra star book, o como son clasificadas las inscritas en ese canón del libro de Josefina.


He escrito de mujeres toda mi vida. En venganza porque mi padre me inscribió con ese nombre en la Municipalidad de Sullorqui. Mi madre, adiposa más que edípica, es de las primeras. Es mi lorna porque me quiere. ¡Ahhh! Las madres, ya viene su día, Ya vi los paneles de Saga. Qué mamacita esa mamá con chullo. Las madres, decía, por más que tengan un hijo mongo –monse se decía en mi época y en mi épica-, siempre diran que su hijo o hija o marica o lesbi, es un encanto.
He leído a mujeres embarazosas por su prosa diarreica. [Ojo no las mencionaré. A una dama ni con le pétalo de mi látigo]. Otras, por sus versos en reverso. Algunas fueron víctimas de mi bisturí analítico, y solo para mandarles flores virtuales en el Chat. Y otras, han pasado por mis ojos --, Alessandra Rampolla, la chanchis del orgasmo mediático como diría el Dr. Nakasaki—como este servidor por las hojas de sus sábanas negras. Ya parece bolero.
Con Josefina Barrón no. Su escritura es mi envergadura. Mujer dura, escritora de carácter, ha parido este libro: Malahaberes ¿Perdon? Malabares en taco aguja. Texto para el asunto del sexo escrito. Ustedes sabes que hay sexo escrito como el otro, el sexo oral.

Del libro

No es texto de Autoayuda. Sino de mutuo ayuda. Ya lo explica Javier Echevarria que sabe de estructuras, como Josefina de escritura y yo de arrechuras. No, no es un monólogo de la página que de la vagina. Yo que ella, cierto, lo hubiese titulado “Malhaberes de mujeres en estado de aguja”. Pero no me apellido Barrón. Soy cobrizo porque no cobro frecuentemente en esta editorial donde me sustrajeron mis derechos de autor por mis obligaciones de deudor- y digo, que me encanta leer Hola, Cosas, Caras, Luna, Eva y todos aquellos manuales para ser infieles más que infelices.
Libro escrito por mujer es liebre más que libre. La China Tudela o la Corin Tellado de la novelas para el hígado y no para el corazón, le hizo un prólogo tipo proctólogo. La china está vieja, pero es sabia. En “Eisha”, donde tiene jato y gato, descubierta en un Tiempo de Viaje de Rafo León, obligó al escritor a cambiar el nombre del programa por "Tiempos de Vieja". Cierto la China Tudela ya está tía y la ahora le dicen, como en mi tiempo, Leche Enci. No tiene tarro.

El libro de Josefina es una travesía por sus formas, escribales. Anoche en un 'depa' de San Isidro. Ella se ve en el espejo, suspira, transpira, se toca sus partes, parte sus partes matrimoniales, se pone gata, se pone pata, se pone luminosa, otra mirada en el espejo, se enamora con demora, con mora, sin moral, con moralina, sin chalina, y hecha la chilindrina, alucina. Ahora se sienta [todas se imaginan que ya la hace. No, se huevearon], Josefina afina su metaidea, relincha y, finalmente, escribe: Las perras (humanas) también se vacunan. Así describe su palta que es su malta. Para ponerse Oso y/o osa con ser una diosa. Que lo es. Entonces, como Josefina es culta, agarra biblioteca, como otras chapan discoteca.
Y quién puede prohibir a una mujer madura que agarre mojadura cuando veo o huele a Cristian Mayer. Ya pues. Déjenlas. Que cada quien cuide su entierro, que imposibles no hay como decía Don Quincas Berrido Da Agua, personaje memorable del memorable bahiano, Jorge Amado.

En el siguiente round. Josefina barrón habla de nosotros, Los aún hombres, Hay que ver sus epígrafes, son como esa miradas del de la heladería 3-D. Allí donde a uno lo sapean como un bicho raro por el pincho, cierto, helado. Ellos salen del closet. Josefina raja, nos desnuda, nos pone en 4X 4, como al presidente Lugo, que fue sacerdote y siempre paraba en Paraguay, nos dice en la cara: “Lugo tuvo corazón, pero no uso condón".


Josefina no desafina. Los hombres, que las ponen al hombro, somos aquellos que como Jean Baudrillard, mi maestro en su tratado “Cultura y simulacro”, somos transexuales más que metrosexuales. Así, en el episodio “Diálogos entre el estrógeno y la testosterona", es decir, los hermanas de las hormonas, habla de la eficacia de nuestro jugo especial. El juguete, el zumo de nuestro ADN y de nuestro DNI. Estado civil. Estado de sitio. Golpe de Estado. “Amor estoy en estado”. Josefina en esta pose, define la metafísica de la leche de tigre.

En el pasaje 5 y medio “Te entrego mis escritillas”, la escritora, Josefina, demuestra que esta prohibido coitear con tabas. En el capítulo 6. Ellas, las Oh diosas ¡Qué concha, son inteligentes y todavía son guapísimas! –Hace años que es publico mi romance virtual con Almendra Gomelsky. En el Chat, dice, ella se hace llamar "Chochita" y yo me pongo como el zorro, la chapa “El negro kión”. Digo que ella, entre las guapas, escribe, y que bien escribe. De eso ya trate en mi tratado de Corín Tellado o por qué las mujeres no tiene pene y solo se llaman Penélope.
En el sétimo: No fornicar. Hay empates (la sonrisa vertical en posesión horizontal) Josefina declara que ese es en realidad el texto mandamiento.

Finalmente hay un cherry al bolero del “Blogeame otra vez” pero blogeame más rico. Y entre Rafo león y ella, dicen a coro: “Somos como las vacas”. Y yo digo: ¡Que lecheros somos!

Señores y señoras. Damas y caballeros Malabares en taco Aguja es un libro para leerlo con una sola mano. Me felicito más que me excito por esta penetración ante ustedes. Que se dé en el Día de libro, en que Dios estuvo lujurioso, que la libido y que todo lo vivido nos convierta al josefinismo-marinismo, como yo fui iniciado en el barroquismo. Eso se lo debemos a esta mujer, que por todo ello y gracias al Divino, no es hombre.
[*] Texto leído en la presentación de "Malabares en taco aguja en la Universidad Católica. Abril 2009

AQUÍ EMPIEZA NUESTRA HISTORIA / Tobias Wolff


UN CARVER MEJORADO
Por Alejandro Gándara [*]

Digna de mención (y de salutación) es la publicación en Alfaguara de los casi cuentos completos de Tobias Wolff: “'Aquí empieza nuestra historia”, traducidos por Mariano Antolín Rato. Es una compilación algo rara, realizada por el propio autor, de la que han desaparecido algunos cuentos emblemáticos y prodigiosos, y hacen aparición un puñado de relatos nuevos que, en mi opinión, ni quitan ni ponen. (Portentoso es que el título del volumen lleve el de uno de los memorables cuentos de Wolff y que paradójicamente no haya sido incluido).

Tobias Wolff


Bueno, el caso es que cada cual hace con su obra lo que le da la gana, y que asombros aparte estos son un buen montón de relatos del probablemente (como dirían los publicitarios), junto a Richard Ford, mejor autor del género en estos momentos, en lo que se refiere a lengua inglesa: yo diría en lo que se refiere a todas, pero es preferible no abusar de los asertos, pues la boca se calienta.

Sin calentamiento alguno, he de decir que Wolff siempre me ha parecido mejor que Carver, sin desdeñar, ni mucho menos, a este último. Pero lo cierto es que nunca he podido desprenderme de la atmósfera efectista que envuelve las peripecias de los relatos de Carver y de sus finales cortados a cuchillo, cuyas sugerencias se arriesgan a veces a la nimiedad (aunque suelen superarla).


Y, a propósito de Carver, supongo que están enterados del pequeño escándalo que armó el crítico D. T. Max, del New York Times, al demostrar que una buena porción de los cuentos de Carver había sido retocada y rematada de forma harto sensible por su editor Gordon Lish, hasta el punto de que el denominado 'estilo Carver' debería pasar a denominarse 'estilo Lish'. Además, al parecer, Alessandro Baricco leyó el artículo durante una estancia en New York y se dedicó a investigar por su cuenta, resultando que, revisando papeles y correspondencias en la Biblioteca de Bloomington, se quedó pasmado de la veracidad e incluso cortedad de los datos y argumentos aportados por D. T. Max.



Raymond Carver



En fin, sin nuestro editor no somos nada. Aunque a mí me da igual que fuera Carver o una suegra suya quien escribiera esos magníficos relatos. Sospecho que el editor Lish tampoco hubiera sido capaz de escribirlos a solas en su soledad. Así es la vida: una forzosa y a ratos tierna complementariedad.


[*] Tomado de elmundo.es / Mayo 2009